El privilegio de vivir rodeado por la abundante selva tropical y el arrecife más grande y colorido de América.
Hemos atravesado el segundo equinoccio del año, los días han cambiado sus tonalidades debido a la inclinación de la tierra con respecto al sol, ahora son cada vez más cortos y prácticamente duran lo mismo que la noche. El efecto de la temporada de lluvias provoca que baje la temperatura del ambiente, haciendo aun más evidente la llegada del otoño al Caribe Mexicano.
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Durante esta época, los asentamientos mayas se encuentran a punto de comenzar la temporada de cosechas, el maíz y otros elementos de la milpa deparan celebraciones que año con año nos demuestran la calidez humana y la unidad que existe entre las comunidades locales, inundando calles y parques con el folklor y la humildad de su cultura que nos inspira a conocer más acerca de su pasado glorioso.
Mientras las familias de campesinos celebran, los cenotes se encuentran en su mejor presentación, sus aguas transparentes reflejan un tono turquesa que contrasta con el verde de la abundante naturaleza que los cubre, haciendo de esta, la mejor época para visitarlos. El inminente cambio de estación se percibe en cada rincón de la selva maya.
En el mar se puede sentir la llegada de los primeros nortes y los arrecifes se vuelven un espectáculo aparte, el arribo del tiburón toro a las costas en busca de aguas más cálidas para tener a sus crías coincide con una gran diversidad de fenómenos naturales que llenan de magia tanto la selva como el mar, haciendo de la Riviera Maya el lugar perfecto para vivir.
Vive esta aventura desde una inmejorable ubicación
No cabe duda que, en la Riviera Maya, cada estación del año tiene su atractivo para los que habitamos con respeto esta tierra sagrada. Visita Selva Azul en la ruta de los cenotes y descubre el lujoso concepto eco residencial que promueve Ciudad Cenote como alternativa para garantizar la conservación de nuestros tesoros naturales y ofrecer un futuro sostenible para todos.
